Este es el breve manifiesto que resume la “teoría de la invisibilidad”, tal como fue expuesta en las VII Jornadas de Restauración e Intervención en Bienes de Interés Cultural Arquitectónico, Edificios Antiguos y Conjuntos Urbanos:
Suponer que los espacios públicos de los centros históricos, por unos momentos, no contienen turistas ni compradores y sólo ciudadanos. Imaginar una manera de pensar la arquitectura no para la vista, sino para todos los sentidos, incluso para la inteligencia que interpreta. Aventurar que los lugares de la ciudad se pudieran también medir en función de la palabra que en ellos se puede pronunciar y escuchar. Renunciar por un momento a que todo lo que se construye sea perfectamente legible y clasificable a la primera. Sólo por ahora, considerar adecuadas sólo las intervenciones que creen “interiores” para ser habitados y no objetos para mirar. Intentar descubrir dónde están ahora los nuevos santuarios, para acoger la diversidad sin exclusiones, para una estancia que no compra ni saca fotos, esos remansos que parecen desaparecidos del espacio público de las ciudades. Pensar que la economía de medios y una cierta invisibilidad son valores a defender.
