El edificio del Centro de Salud responde al entorno de contrastes desarrollando una fachada ciega continua hacia la calle industrial y una sucesión de pabellones separados por patios hacia el paisaje, en una suerte de acrópolis sobre la antigua plataforma que conforma el muro. El acceso principal se vuelve hacia el espacio libre arbolado, que se repavimenta y se dota de un largo banco hacia el paisaje, convirtiendo el recinto en la plaza de acceso al centro. La planta baja del volumen construido tratado como un abstracto zócalo de piedra molinaza del lugar, se inflexiona para guiar al viandante que accede desde el casco histórico.
La distribución se organiza a lo largo de una calle interior que, arrancando en el porche, desarrolla una secuencia donde los patios arbolados abiertos al paisaje y los pabellones de consultas se alternan. Conectando visualmente ambas plantas, y enfatizando la apariencia pública del eje principal, se generan varias dobles alturas frente a los patios.
En estos patios, la envolvente del edificio se compone por un muro cortina donde los pilares estructurales, dimensionados como lamas, que actúan como una celosía de protección solar a lo largo de las galerías de espera. Teniendo en cuenta las variaciones del clima de Aguilar, los patios contienen un arbolado de hoja caduca y se dotan de toldos desmontables.