Cuánto espacio, cuánto tiempo y cuánta memoria*

How much Space, How much Time and How much Memory

Engleberg House, Harry Harrison

LA FLEXIBILIDAD EN DUDA.

Dejadme por un momento situarme al otro lado del río en cuanto al concepto de la flexibilidad en la vivienda. En el lado de los que no la consideran un atributo realmente imprescindible para el espacio doméstico moderno, los cuales se podrían hacer las tres preguntas del título, antes de coincidir con todos (yo mismo) los que la defienden, a veces sin más.

¿Cuánto espacio?

Para la gran mayoría de los ciudadanos, la vivienda es un bien escaso. ¿Cuánto cuesta una vivienda? Es fácil calcularlo: hasta donde puedas pagar hipotecando un tercio de tu vida. Por lo tanto, cada metro cuadrado es un bien escaso, como lo es cada centímetro cuadrado de un coche. El gran salón de los espejos de Versalles es flexible: se podría compartimentar para organizar una residencia de ancianos o acondicionarse para albergar el congreso francés de internautas. Conforme los metros cuadrados son menos, la arquitectura de la vivienda tiene que negociar su trazado con sus previsibles usuarios, pero también con los habitantes más reales y más permanentes de las casas del mundo desarrollado: los muebles y las pertenencias.

Como Witold Rybczynsky no cesa de insinuar en sus historias acerca de la casa, el espacio doméstico es sobre todo el ámbito de los muebles (incluyendo en sentido amplio también el equipamiento de la vivienda), los cuales son los intermediarios entre la arquitectura y el cuerpo humano, sus posturas y sus necesidades físicas. Y los muebles y sus dimensiones son muy poco flexibles, como poco flexibles son las dimensiones y las costumbres del cuerpo.

Por tanto, si las viviendas no pueden ser grandes, tendrán al menos que permitir que los muebles puedan adquirir variadas configuraciones y agregaciones. Dado que necesitamos compartimentar las viviendas para que el ruido, la luz o los olores no pasen de unas escenas cotidianas a otras, en la vivienda social es difícil imaginar otra flexibilidad distinta de la que proporciona un trazado lo más regular posible del número mínimo de habitaciones que los usos necesitados de estanquidad demandan. Los sistemas de tabiquería móvil aislantes del ruido y operables fácilmente por un usuario doméstico suelen exceder la escala presupuestaria habitual de la vivienda.

¿Cuánto tiempo?

En realidad, todas las viviendas del mundo son flexibles, si se espera el tiempo suficiente. Nuestras viviendas, atravesadas de tabiques, son flexibles si la necesidad compensa la incomodidad de la presencia de un albañil o un montador de cartón-yeso durante una pequeña temporada. ¿Cada cuanto cambian nuestras necesidades, o la composición de nuestra unidad de convivencia? Para Baudelaire, el Paris moderno cambiaba más rápido que el corazón de sus habitantes. ¿Cambiamos a la velocidad suficiente?

Por otro lado, se podría establecer una relación inversa entre el intervalo entre los cambios y la fragilidad del elemento adaptable. ¿Queremos rapidez? Asumamos entonces una dosis de fragilidad, la cual conlleva una específica relación de respeto, de delicadeza y de interrelación con el elemento constructivo que cobija los espacios. Si éste se quiere vivo y cambiante, necesita de un usuario que lo trate de manera diferente a las paredes sordas, permanentes, macizas y “sin mantenimiento” que construyen intemporalmente las casas mediterráneas.

¿Cuánta memoria?

¿Y si, llegado un momento de nuestro itinerario personal ya no queremos cambiar nuestro escenario? La memoria es aliada de la lentitud y el olvido adora la prisa. A veces necesitamos que, ante ese paisaje del afuera en el que los cambios superan nuestra capacidad de adaptación, la casa sea el estabilizador, el contenedor de las memorias y las identidades. Hay algo muy humano en aspirar a que los recuerdos se inmovilicen en un escenario doméstico entendido como un refugio amigable y con pasado. El último bastión. La no-flexibilidad en la casa sería la frontera de la resistencia frente a las relaciones flexibles, el trabajo flexible, el urbanismo flexible o las convicciones flexibles.

* Este es el comentario enviado a la Mesa 2 “Vivienda Flexible” de las Jornadas Virtuales sobre Arquitectura, Sostenibilidad y Nuevas Tecnologías de la Fundación Arquitectura Contemporánea. Tenía la intención de activar una cierta polémica ante intervenciones que previsiblemente iban a dirigirse en otro sentido.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>

Protected by WP Anti Spam